Los túneles o arcos sanitizantes cuentan con un sistema automatizado de aspersores para rociar una solución desinfectante en aerosol sobre las personas que se ubican en su interior.
Cada persona debe permanecer al interior del túnel de 20 a 30 segundos con las manos en alto, girar al interior, inclinarse y levantarse para así permitir que la mezcla sanitizante llegue a la mayoría de las partes del cuerpo.
En las cámaras se despide un líquido rociado por nebulizadores, los cuales pulverizan las partículas del agua a una medida en la cual adquieren una carga negativa que al entrar en contacto con cualquier superficie,
se adhieren al cuerpo de las personas. La protección dura tres horas y elimina bacterias, virus y hongos.
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